La educación necesita una transformación crítica y humana

Por Uriel Montes: Investigador Renacyt – nivel VII y Coordinador de Investigación e Innovación de la Escuela de Posgrado de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

Uriel posee experiencia en diseño curricular, formación docente, enseñanza en áreas rurales y urbanas, y conocimientos de quechua.

Uriel Montes es doctorando en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Es magíster en Educación con mención en Currículo por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Además, es licenciado en Educación por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). En esta nota, comparte su visión sobre los desafíos urgentes que enfrentamos. También menciona el papel que puede cumplir nuestra universidad en su transformación. Su labor lo posiciona como una voz clave para reflexionar sobre el rumbo de la educación en el Perú y el mundo.


Educar más allá del conocimiento técnico

En el siglo XXI, la educación en el Perú y el mundo atraviesa una transformación profunda, orientada a responder a los desafíos de la equidad, la digitalización, la ciudadanía global y la sostenibilidad. Ya no basta con transmitir conocimientos: se busca formar personas críticas, creativas y comprometidas con su entorno. Este cambio exige sistemas educativos más inclusivos, flexibles y conectados con las realidades sociales. En el contexto peruano, ello implica superar brechas históricas, mejorar la calidad educativa en zonas rurales y revalorar la diversidad cultural como fuente de aprendizaje y diálogo.

«Es urgente revalorar nuestra diversidad cultural como una riqueza pedagógica.”

Una universidad con identidad y compromiso

En este escenario, una universidad jesuita en el Perú enfrenta el reto de mantener su identidad humanista e ignaciana, en medio de una sociedad marcada por la desigualdad, la exclusión y la crisis de valores. Su misión no solo consiste en ofrecer formación académica de calidad, sino también en vincular el conocimiento con la transformación social. Para ello, debe renovar sus enfoques pedagógicos, promover una ciudadanía crítica y solidaria, y fomentar el diálogo intercultural y espiritual en una sociedad cada vez más diversa.

Desde esta perspectiva, la UARM puede aportar significativamente al campo de la educación mediante investigaciones que den voz a los sectores excluidos, visibilicen saberes interculturales y cuestionen las estructuras de desigualdad del sistema educativo. Gracias a su enfoque crítico, ético y humanista, está en condiciones de generar conocimiento riguroso y pertinente que contribuya a una educación centrada en la equidad, la dignidad y el bien común, articulando teoría, práctica y compromiso social.

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