En el 2023, Rafael Fernández Hart, SJ publicó el artículo Sarita Colonia: A New Spiritual Writing en The International Journal of Religion and Spirituality in Society.
En esta publicación, se muestra cómo en los últimos años, aparentemente existe una contradicción entre la secularización y el fuerte catolicismo en el Perú, hay manifestaciones de devociones populares, procesiones y exposiciones de fe en figuras religiosas que muestran una religiosidad viva y arraigada, la cual incluso podría decirse que también es subterránea o subversiva.
Rafael Fernández Hart, SJ comparte la perspectiva de la obra del Padre Gustavo Gutiérrez, quien pone valor en expresiones populares que mantienen viva la fe del pueblo peruano que contribuye a su resiliencia, tanto en lo psicológico como en lo económico y político. Esta fe es activa y, aunque, no es necesariamente consciente, es crucial para la capacidad del pueblo para resistir y adaptarse en condiciones difíciles de vida, pobreza e informalidad laboral.
Así, es en ese contexto que Sarita Colonia aparece como un símbolo de resiliencia y representa la lucha por salir adelante, sobre todo entre los sectores más marginados de la sociedad como son los pobres, oprimidos, encarcelados y otros grupos vulnerables. Por ello, la devoción la convierte a una manifestación práctica de la fe que es activa y ayuda al pueblo a seguir adelante a pesar de las adversidades.
Por otro lado, para Rafael Fernández, SJ la devoción hacia Sarita Colonia también se convierte en una suerte de “chivo expiatorio” en la sociedad peruana de acuerdo con los planteamientos de René Girard. La sociedad es mimética en donde los deseos y comportamientos se imitan unos a otros. Esta imitación lleva eventualmente a la identificación de una figura culpable, el “chivo expiatorio” a quien se le atribuyen los problemas de la comunidad.
Al inicio, Sarita Colonia es marginada y excluida socialmente, pero con el tiempo es transformada y sacralizada. Así, ella, quien supuestamente sufrió persecución social, se convierte en un símbolo sagrado que representa la lucha y la resiliencia de los más marginados, como los delincuentes, las prostitutas y las empleadas domésticas. Estos grupos se identifican con ella porque ven en Sarita Colonia una figura que ha pasado por las mismas dificultades que ellos enfrentan y que, a través de su sacralización, les ofrece un modelo de redención y esperanza.
Esta figura sagrada adquiere una gran ambigüedad, ya que lo sagrado en la cultura siempre contiene una mezcla de lo prohibido y lo permitido, lo violento y lo pacífico. Esta ambigüedad se refleja en la forma en que la sociedad maneja la violencia, transformándola de una violencia caótica de «todos contra todos» a una violencia dirigida de «todos contra uno», donde la víctima se convierte en sagrada.
Por último, los aspectos visuales y simbólicos de la imagen de Sarita Colonia cambian a lo largo del tiempo. Su imagen pasa de una representación de una joven a una figura más adulta y sensual, esto significa la apropiación simbólica de parte de la sociedad. Por su parte, a música y las representaciones artísticas también juegan un papel importante en esta construcción simbólica, ayudando a reforzar la identificación y el sentido de sacralidad alrededor de su figura.
Cambios en la representación visual de Sarita Colonia.
